Entre las palmeras, el pejibaye es una que brinda bondades con sus frutos de alto contenido nutricional y un elemento para el arte culinario de Panamá. Además de su cogollo tierno, obtenemos el exquisito palmito, una fuente de vida que nos conecta con la riqueza de la naturaleza.
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Pejibaye palmera prehispánica fuente de vida
Pejibaye palmera prehispánica fuente de vida

El pejibaye es una palma silvestre de las zonas amazónicas de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú; pero desde tiempos remotos los indios la cultivaron y era la palma de la vida para los indígenas de las selvas, porque el pejibaye fue su principal alimento.

Cómo lo utilizaban

Utilizaban las espinas como agujas, dardos y anzuelos, con la corteza del tronco hacían lanzas, cañas para pescar y  remos para las canoas. Los indígenas de Colombia y Ecuador realizan fiestas cuando estos frutos están en temporada.

El pejibaye puede alcanzar una altura de 30 metros y el tronco está dotado de espinas y generalmente produce retoños en la base; los frutos cuelgan en racimos de 50 hasta 300, son amarillos y rojo y cuando maduran son de color morado.

Su piel es fina y la pulpa es de color amarillo con sabor dulce-amargo y textura harinosa. Cada palmera da dos cosechas al año.

Otros usos

Del pejibaye se aprovecha su madera, el cogollo tierno del que se extrae el palmito y su fruto de alto contenido nutricional por sus niveles de vitaminas A, C y minerales, además de carbohidratos, proteínas, grasas y fibras.

El fruto para consumirlo es hervido durante 3 horas, debido a que es una fruta cáustica, y una vez pre-cocido se puede utilizar para elaborar deliciosos platillos dulces y salados.

En Panamá se ha sembrado el pejibaye con fines comerciales para abastecer con sus frutas los mercados locales, puesto que en el arte culinario sus frutos son muy apreciados para elaborar conservas y otros platillos.